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jueves, 5 de enero de 2012

Algo de Historia


Que guió a los Reyes Magos hasta el portal del niño Jesús: ¿una estrella, un cometa o una conjunción planetaria?


El reinado de Herodes. Los historiadores coinciden en que el Rey de Judea debió de morir  entre los años 4 y 1 antes de Cristo. Y los Reyes Magos le visitaron poco antes de su muerte, por lo que su viaje (y la aparición de la estrella que los guió), debió producirse antes de esas fechas.

Existen dudas de que el nacimiento de Jesús se produjera un 25 de Diciembre. En la Biblia, San Lucas habla de la actividad de los pastores de la zona en los días del nacimiento, cuidando a sus rebaños y a los corderos recién nacidos durante la noche, algo que sucede en primavera, y no en pleno invierno. Además, el 25 de Diciembre es precisamente la fecha en que los romanos, que dominaban la región en aquél tiempo, celebraban sus Saturnales, una de sus festividades más importantes y para la que se adornaban calles y casas y se intercambiaban regalos. No es casualidad que, para evitar ser perseguidos, los primeros cristianos eligieran precisamente esa fecha para celebrar el nacimiento de Jesucristo. Más tarde, en el siglo IV, cuando el Emperador Constantino adoptó oficialmente el Cristianismo, el 25 de diciembre se conservó como el día de la Navidad.

Hoy en día los historiadores están de acuerdo en que el nacimiento de Jesús no se produjo hace 2011 años. La cronología que utilizamos, que divide los años en AC (Antes de Cristo) y DC (Después de Cristo), que fue concebida por el monje romano Dionisio el Exiguo en el 523 DC contiene dos errores. El primero es colocar el año 1 DC inmediatamente después del año 1 AC, sin pasar por el cero, que resta un año

Y el segundo es que Dionisio dio por buena la declaración de Clemente de Alejandría de que Jesús nació en el año 28 del reinado del emperador Cesar Augusto, sin tener en cuenta que durante los 4 primeros años de su mandato se le conoció por su nombre original, Octaviano, hasta que el Senado le proclamó como "Augusto" cuatro años después

Teniendo en cuenta estos errores, el nacimiento de Jesús debió de producirse en primavera, y entre los años 7 y 2 AC


Astronómicamente, existen cuatro posibilidades para explicar la estrella de Belén. 
La primera es que se tratara de un meteorito, pero  se convierten en una bola de fuego al entrar en la atmósfera, apenas duran unos segundos, y la estrella de Belén brilló varias semanas.
La segunda posibilidad es que fuera un cometa, objetos que pueden brillar en el cielo durante meses. El más espectacular de todos los cometas conocidos, el Halley, cuya órbita le trae cerca de la Tierra cada 76 años, fue visible en Judea durante los meses de agosto y septiembre del año 11 DC, lo que no coincide con las fechas del nacimiento de Jesús. Por supuesto, pudo tratarse de otro cometa, uno que pasó entonces y que por el momento no ha regresado, pero eso es algo de lo que, de momento, no podremos estar seguros.
En la antiguedad los cometas eran vistos como señales que anunciaban muerte y destrucción, y no como heraldos del nacimiento de un rey o de un dios. Los romanos, por ejemplo, marcaron la muerte del general Agrippa usando la aparición del Halley en el 11 DC.
La tercera explicación es que lo que vieron los Magos fue la muerte violenta de una estrella. Eso nos lleva a dos posibilidades diferentes: una nova o una supernova
En el caso de la nova, es la forma (una explosión termonuclear) en que una estrella se libera, de una excesiva acumulación de hidrógeno en su superficie.  Su brillo, tras algunos días o  semanas, se va atenuando hasta desaparecer por completo. Como media, se produce una nova visible desde nuestro planeta una vez cada veinte años (la última fue en el año 1975), por lo que nada impide que fuera éste, y no otro, el fenómeno visto en Judea por los tres Magos de Oriente.
En el caso de una supernova, la explosión catastrófica de una estrella que llega a su final y cuyo brillo eclipsa incluso al de toda la galaxia que la contiene. En el momento de la explosion, una supernova puede ser vista a plena luz del día, y su brillo puede durar meses antes de empezar a decrecer. En los últimos mil años, la Humanidad ha visto cuatro supernovas, en los años 1006, 1054, 1572 y 1604.
No existe, en la época del nacimiento de Jesús, ninguna referencia sobre la aparición de una luz especialmente intensa en el cielo. Nadie, en ninguna cultura, documentó el hecho. Algunos textos chinos hablan de una posible nova en la primavera del año 5 DC, pero se refieren a ella como a un fenómeno de poca importancia y de escasa, o ninguna, espectacularidad.
Quizá la  explicación más probable es la posibilidad de que los Magos fueran testigos de una conjunción planetaria , que les hiciera creer que se trataba de una nueva estrella. ¿Hubo alguna conjunción planetaria entre los años 7 y 2 AC? Sí. Se produjeron varios fenómenos planetarios que podrían haber sido interpretados como la estrella de Belén.
El primero de ellos fue en el año 6 AC, se produjo entre los planetas Marte, Júpiter y Saturno y sucedió en la constelación de Piscis. Formaron una brillante figura geométrica en el cielo que debió de ser de gran belleza . Otra posibilidad es la "triple conjunción" de Júpiter y Saturno entre los meses de mayo y diciembre del año 7 AC. Los "pasos" de Júpiter sobre Saturno se produjeron el 29 de mayo, el 30 de septiembre y el 5 de diciembre de ese año. Brillaron el uno muy cerca del otro durante ocho largos meses, el tiempo que se estima necesario para que los Reyes Magos cubrieran los cerca de mil km. de distancia entre Babilonia y Judea.

Venus y Júpiter en Leo

La que seguramente fue la más brillante de las conjunciones planetarias de esa época fue la que se produjo entre Venus y Júpiter en la constelación de Leo el 12 de agosto del año 3 AC.
Los dos planetas brillaron ese día extraordinariamente cerca el uno del otro. Y cuando Venus se retiró, Júpiter permaneció junto a Leo por lo menos durante diez meses más, sumando su brillo al de la estrella. Si el encuentro de los tres Reyes Magos con Herodes se produjo durante la primavera del 2 AC, las fechas encajarían a la perfección. De hecho, tras su primer encuentro y después de que Júpiter y Leo siguieran brillando juntos en el cielo, Venus regresó a la zona y se alineó con Júpiter en junio del 2 AC. El día 17 de ese mes los brillos de los dos planetas fueron tan intensos que llegaron a confundirse.
Los dos planetas bajaron juntos y lentamente hacia el horizonte a medida que sus brillos se iban confundiendo. Hacia las ocho y media de la tarde, hora local de Jerusalén, prácticamente se habían fundido en un único y luminoso astro. En un tiempo en el que no había instrumentos de observación, ni gafas de sol, es muy probable que los observadores no fueran capaces de distinguir los dos objetos individuales y que solo percibieran un único y brillante destello sobre los cielos de Judea.
¿Fue esto lo que vieron los Reyes Magos? Para la Ciencia es difícil asegurarlo. Lo único cierto es que esas alineaciones se produjeron, y que fueron claramente visibles en una época que coincide con la del relato bíblico. Más allá de eso, no existen certezas absolutas. Cada uno es libre, pues, de sacar sus propias conclusiones.

En la antigüedad el término mago designaba a los que se dedicaban a las ciencias ocultas y por lo tanto se empleaba para llamar a los astrólogos, hechiceros, augures sacerdotales y adivinos de diversa índole.



Los estudiosos de la Biblia han tratado de identificar a qué lugar del Oriente se ha querido referir Mateo. Existen varias probabilidades….:
Partia o Persia  En favor de esta teoría está la historia del término magoi, asociada en principio a los medos y a los persas. Durante casi 500 años, entre el 250 a. C. y 225 d. C. la dinastía arsácida se estableció como heredera del pueblo persa. El arte cristiano primitivo representa a los magos del Nuevo Testamento con indumentaria persa o parta, es decir con túnicas ceñidas, de mangas largas, con pantalones y gorro frigio. Este modo de pintarlos originó un famoso incidente ocurrido en la basílica en Belén que construyó Constantino y reconstruyó Justiniano. En el año 614, los ejércitos de Cosroes, de la dinastía sasánida de reyes persas, cayeron sobre Palestina haciendo estragos y quemando iglesias. Sin embargo, no destruyeron la basílica de Belén debido a que en un mosaico aparecían los magos con indumentaria persa: reconocieron a sus compatriotas. La noticia aparece en una carta del 836, relacionada con el sínodo de Jerusalén.
Otro argumento en favor de Persia es el trasfondo zoroástrico de los magos. El evangelio árabe de la infancia dice que: “vinieron a Jerusalén unos magos según la predicción de Zaradust”, es decir Zoroastro quien según el manuscrito laurentiano del siglo XIII conservado en Florencia, hizo una profecía en la que declaró que una virgen había de dar a luz un hijo que sería sacrificado por los judíos y que luego subiría al cielo. A su nacimiento aparecía una estrella, bajo cuya guía se encaminarían los Magos a Belén y adorarían allí al recién nacido. También el códice Fb dice que los magos venían apo Persidos, es decir, de Persia.
Babilonia  Entre los babilonios o caldeos se había despertado un gran interés por la astronomía y la astrología. Además, después del destierro babilónico del siglo VI a. C. se había establecido allí una gran colonia judía, de manera que los astrólogos babilónicos podían estar enterados de las expectaciones mesiánicas judías y asociar una estrella con el rey de los judíos.
Arabia o el desierto sirio. Quienes afirman la procedencia de los magos de esta región se apoyan en los regalos que traen los Magos en Mateo. Si leemos al profeta Isaías 60,6: Te inundará una multitud de camellos, de dromedarios de Medián y de Efá. Vienen todos de Sabá, trayendo incienso y oro y proclamando las alabanzas del Señor; y el Salmo 72,10-11.15: que los reyes de Tarsis y de las islas le paguen tributo, que los reyes de Sabá y Arabia le ofrezcan sus dones… que viva y que le traigan el oro de Sabá, los dones que presentan los magos de Mateo están en relación con las caravanas que venían de Arabia.
Es ésta la teoría más antigua sobre la procedencia de los magos. Desde el año 160 d. C Justino escribía: “Unos magos de Arabia llegaron hasta él” refiriéndose a Herodes (Diálogo 1xxviii,1). Nada se nos dice en el evangelio sobre sus nombres y se explicita el número. Tradiciones cristianas posteriores se los asignan, probablemente entre los siglos VII y VIII d. C:
“Los magos fueron los únicos que entregaron regalos al Señor. Se dice que el primero fue Melchor, un anciano de cabello blanco y larga barba…, que ofreció oro al Señor como a rey. El segundo, de nombre Gaspar, joven, sin barba y rubicundo… le honró como a Dios con su regalo de incienso, oblación digna de la divinidad. El tercero, negro y muy barbudo, llamado Baltasar…, con su regalo de mirra dio testimonio del Hijo del hombre que iba a morir”.

¿Cuales pudieron ser los verdaderos nombres de los magos?

El primer intento por darles nombres los llama: Homizda, rey de Persia, Yazdegerd, rey de Sabá, y Perozad, rey de Arabia, nombres atribuidos en el siglo IV al escritor sirio Efrén. Otros autores los atribuyen a la obra siria del siglo VI, Cueva de Tesoros. En el siglo VI d. C., el evangelio Armenio de la Infancia, (C.A.) identifica a los magos con los nombres y procedencia que han prevalecido en Occidente: Melkon, rey de los persas; Gaspar, de los indios, y Baltasar, de los árabes.
Tuvo que pasar mucho tiempo antes de que el rey negro hiciera su aparición en el arte.
Esta presentación de las tres razas, de alguna manera, interpreta la intencionalidad del relato mateano de los magos: la venida de Jesús no es exclusivamente para el pueblo de Israel.
La universalidad del mensaje de Jesús está presente en este episodio. Los magos prefiguran a los cristianos gentiles que habían sido atraídos por Jesús, aunque ellos, por nacimiento, no tenían más que la revelación de Dios en la naturaleza.
En cuanto al número de los magos o a su condición real, no hay referencia alguna en el evangelio de Mateo. Como hemos visto, el apócrifo evangelio armenio de la infancia nos habla de tres.
También la versión etiópica del protoevangelio de Santiago consigna el número de tres Magos con nombres etíopes: Tanisuram, Malik y Sissebá.
La tradición oriental ponía doce magos y entre ellos los armenios llegaron hasta quince. En las catacumbas de Pedro y Marcelino aparecen dos; cuatro en el fresco del siglo IV de la catacumba de santa Domitilla. Finalmente prevaleció en la tradición de occidente el número de tres, basándose en los tres regalos que presentaron los magos al Niño: oro, incienso y mirra.




Bibliografía:- http://www.abc.es/20120105/ciencia/abci-existio-estrella-belen-201201041515.html
                    -http://arquehistoria.com/los-misteriosos-reyes-magos-ni-reyes-ni-magos-4048

Hay mucho de exoterismo, copias de unas culturas y religiones a otras, etc.
O sea: hay tantas posibilidades de que sea mentira como verdad la llegada de los Reyes Magos de Oriente. Todo son suposiciones, falsos hechos, etc. como la misma invención de la religión.

Pero lo peor es la mentira moderna, la mentira, el engaño a unos inocentes niños por parte de los mayores.
Les engañamos con el cuento de que son los Reyes Magos los que les traen los regalos, de que existen los Reyes Magos.
Y cuando los niños se desengañan en su subconsciente queda grabado que los adultos son mentirosos y poco de fiar.
Y ahí comienzan los niños a no temer a mentir, ser falsos y desconfiados: como los adultos les hemos enseñado.

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